La cenicienta
En
un país muy lejano vivía una hermosa joven que desde muy niña quedó huérfana y
en las manos de una malvada madrastras y dos hermanastras.
La linda joven era obligada a hacer los trabajos pesados de la casa y su vestimenta siempre estaban cubiertos por ceniza, por este motivo era llamada Cenicienta.
La linda joven era obligada a hacer los trabajos pesados de la casa y su vestimenta siempre estaban cubiertos por ceniza, por este motivo era llamada Cenicienta.
La
bella Cenicienta a pesar de sufrir maltratos por parte de sus hermanastras y
madrastras, siempre se conservaba amable y con el deseo de recibir un poco de
amor por parte de ellas; sin embargo Cenicienta siempre fue privada de todo y
tratada como una simple criada.
Un
día el Rey anunció un gran baile en su castillo para que su hijo eligiera una
bella doncella como esposa; la noticia corrió por todo el reino y las invitaciones
empezaron a llegar a cada una de las casas donde había lindas señoritas.
Cenicienta fue la encargada
de recibir la invitación de la casa de su madrastra, ella se emocionó mucho con
la idea de que podría asistir pero pronto era alegría se transformó en tristeza
ya que su malvada madrastra le arrebató la invitación y en tono de burla le
dijo que jamás podría ir a un baile.
Cenicienta
tuvo que preparar los vestidos de sus hermanastras en medio de su tristeza,
ella no paraba de llorar mientras hacía cada detalle de esos hermosos vestidos
que usarían para el anhelado baile.
El día del baile Cenicienta le rogó a su madrastra que la dejara ir al baile y ella la encerró para dejarle claro que no podría ir.
El día del baile Cenicienta le rogó a su madrastra que la dejara ir al baile y ella la encerró para dejarle claro que no podría ir.
La bella Cenicienta lloró durante largas horas y su tristeza invadía todo su ser, de repente por arte de magia, una linda hada apareció y con tiernas palabras consoló a la hermosa joven:
– “¿Por qué lloras, hermosa joven?, preguntó el hada,
– Mi madrastra no me dejó ir al gran baile del príncipe, dijo la bella Cenicienta entre lágrimas.
El
hada no soportó la tristeza de Cenicienta y de inmediato le dijo que ella si
podría ir al baile.
Con su magia vistió a la bella cenicienta con el vestido más hermoso y le dio la carroza más fina, lo único que le pidió a cambio fue regresar justo cuando el reloj diera las 12.
Con su magia vistió a la bella cenicienta con el vestido más hermoso y le dio la carroza más fina, lo único que le pidió a cambio fue regresar justo cuando el reloj diera las 12.
La
bella Cenicienta llegó al palacio y deslumbró a todos con su belleza, el
príncipe al verla tan tierna y hermosa de inmediato quiso conocerla y bailar
con ella, todo parecía un sueño hermoso hasta que el reloj marcó las 12.
Cenicienta
tuvo que salir huyendo del palacio y el príncipe al no entender lo que
pasaba decidió seguirla, en el camino Cenicienta perdió su zapatilla de Cristal
y fue la única pista que pudo encontrar el príncipe para poderla buscar.
Al
día siguiente el príncipe envió a un mensajero a buscar la señorita dueña de la
zapatilla; ninguna era tan delicada como para calzarla perfectamente.
Al llegar a la casa de la Cenicienta las hermanastras intentaron calzar la zapatilla, al no poder el mensajero ordenó que Cenicienta se la midiera.
Al llegar a la casa de la Cenicienta las hermanastras intentaron calzar la zapatilla, al no poder el mensajero ordenó que Cenicienta se la midiera.
Todos
quedaron sorprendidos al ver que Cenicienta era la chica de la zapatilla; de
inmediato fue llevaba al reino y poco tiempo después se casó con el príncipe y
vivieron felices por siempre.
• Autor: Cuento el Esopo
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